En 2015 la revista Trends in Ecology & Evolution publica un
artículo titulado "Paleophysiology: From Fossils to the Future", en
el que se pretende abordar la siguiente pregunta: ¿puede el estudio de los
fósiles indicarnos cómo afectarán los cambios ambientales en el futuro de las
especies?
Entender cómo los organismos responderán a las condiciones ambientales
futuras es un reto clave para la Paleontología a día de hoy, cuando el cambio
climático está en boga. De esta forma, los ecosistemas están siendo alterados
con el incremento de la temperatura global, el aumento de los niveles de
dióxido de caborno o el incremento del nivel del mar.
El registro geológico demuestra que algunas de las condiciones que se
podrían proyectar para el futuro recuerdan a circunstancias que fueron
habituales antes de que los humanos existieran. En muchos casos, las
extinciones en el pasado fueron selectivas con respecto a determinados rasgos,
como puede ser la homeostasis interna o la capacidad fotosintética. De
hecho, muchas de las características fisiológicas de las especies se
conformaron bajo determinadas condiciones extremas. Puede servir de ejemplo la
extinción masiva del final Pérmico, cuando desaparecieron el 95% de las
especies marinas y el 70% de los vertebrados terrestres. Esta gran extinción
fue aparentemente menos severa para animales con tolerancia a la hipercapnia, a
una alta concentración de CO2 en la sangre. Antes de la crisis del Pérmico,
había una alta cantidad especies de braquiópodos morfológicamente y
ecológicamente muy diversos; tras la crisis, se extinguieron muchos tipos y sus
representantes vivos se caracterizan por una tasa metabólica y de crecimiento
lenta. La disminución de la actividad durante una
o más etapas de la vida probablemente también permitió a determinados linajes a
presistir durante prolongados períodos de estrés fisiológico. Esta capacidad
debió de ayudar a mamíferos pequeños a sobrevivir a la extinción del final del
Cretácico, como ejemplifican los tenrécidos, mamífero endémico de Madagascar
que se aletargan durante la estación seca en su madriguera
Probablemente muchas especies tendrán que adaptarse en un futuro a
condiciones extremas de calor o se extinguirán. Temperaturas superiores a 31 ºC
serán habituales en la superficie del mar. De esta manera, los mares tropicales
vovlerán a temperaturas que no tenían desde el Cretácico, hace 120-90 millones
de años. Evaluar qué especies fueron capaces de prosperar durante
esta etapa puede ofrecer pistas sobre qué organismos podrían sobrevivir o
adaptarse mejor. Dada que las concentraciones de oxígeno en el agua caen cuando
la temperatura aumenta, la respiración aérea será probablemente esencial para
muchos animales acuáticos. En el Mediterráneo, la disminución de las
precipitaciones, así como la disminución del aporte de los ríos debido a las
obras hidráulicas llevadas a cabo en sus cauces, están provocando un aumento de
la salinidad del mar que ya ha empezado a afectar a los ecosistemas marinos. Hace
5 millones de años, a finales del Mioceno, este mar quedó aislado del reso de
océanos lo que aumentó la evaporación, haciendo que quedase casi seco y que
aumentase la salinidad, causando la extinción de gran parte de la fauna profunda. La
termorregulación y el comportamiento son opciones disponibles para determinadas
especies, pero no para las plantas y muchos animales marinos. Por tanto, el
descubrimiento y estudio de fósiles complementa el trabajo sobre especies
vivientes y puede ser determinante a la hora de evaluar cómo el cambio
climático afectará a muchas especies.
Referencias:
Para ver imágenes recientes sobre el cambio climático:
https://climate.nasa.gov/images-of-change?id=588#588-ice-avalanche-in-tibets-aru-range
https://climate.nasa.gov/vital-signs/carbon-dioxide/
Geerat J. Vermeij, 2015.
Paleophysiology: From Fossils to the Future. Trends in Ecology &
Evolution, Vol. 30, No. 10
http://www.agenciasinc.es/Noticias/Las-actividades-humanas-aumentan-la-salinidad-del-agua-dulce